La Abstracción. Con esta acuarela he participado en la exposición colectiva de Torres Vedras, Portugal, en 2013.

Desde mi punto de vista, la abstracción es en sí misma poética, aborda y recrea un mundo invisible e impalpable que pone piel a emociones y a sentimientos y explora - aún sin pretenderlo - un imaginario inconsciente que tiene que ver con nuestras intuiciones y el cosmos singular de cada uno.

A veces parto; a veces hallazgo y encuentro; en ocasiones regalo y, en casi todas, búsqueda al otro lado de los límites. Personalmente, considero pequeñas joyas poéticas estas obras que  hacen posible que dialogue con mi parte más desconocida, la que me sorprende y atemoriza, la que me trasciende, la que me expone.

El misterio de las almas flotantes remite a un ser híbrido entre verdad y mentira, entre cielo y tierra: el alma del poeta. Es ciertamente un engendro pictórico, una fabulación poética del color, una rebelión del gesto - creo -  que trata de liberar la forma de la forma establecida. Aunque no es un intento  consciente de nada esta obra. No opera en ella conciencia o pretensión alguna. Fueron los elementos dispuestos en ese momento y la acción del impulso los que dieron luz a lo creado. Un acto de ser independiente de cualquier postulado artístico. 

Para su entendimiento, o más bien, para su aceptación, creo que es imprescindible conceder licencia poética a la formulación abstracta de su forma. Por ello, desde hoy , esta obra pertenece al poeta rambleño José Luis Parra Jurado, cuya sensibilidad y  rango poético, son tesoros flotantes en la extensa clepsidra de la campiña.